Esta semana, ha sido como un menú degustación, largo, dulce y salado, que
me aleja de un objeto dispersándome en la necesidad de centrar varios caminos
hacia la excelencia profesional: el profesionalismo responsable, esto es, el
ejercicio de una profesión fuera de los márgenes acotados por la realidad
social, política y económica. Una semana, desde mi punto de vista,
cargada de noticias, eventos y causas de peso para la reflexión, que me sirven
como excusa necesaria, para presentarme en este fasZinante reto.
En esta semana y por motivos varios tuve que bucear en
nuestra moderna y ya anticuada LOPS, una ley que viene a cohesionar distintos elementos
fundamentales, entre otros, el ejercicio profesional y el derecho a la salud, pero
que no acaba de desarrollarse plenamente y ya es necesario revisar. También, en
nuestra ley del Estatuto Básico del Empleado Público, Estatuto del Trabajador y
distintas disposiciones y decretos… una constante en lo que a revisiones se
refiere, como queriendo coger velocidad y adaptarse a un sistema cuya inercia
arrastra con todo, incluso a los propios profesionales.
Me detuve en el punto donde hace mención sobre el derecho
del ciudadano a una buena administración, y por tanto a unos buenos servicios e
insiste en que a través de los mejores profesionales… Entre esos factores el más importante es, sin duda, el personal al servicio
de la Administración…atraer los profesionales que la Administración necesita,
que estimula a los empleados para el cumplimiento eficiente de sus funciones y
responsabilidades, les proporciona la formación adecuada y les brinda
suficientes oportunidades de promoción profesional, al tiempo que facilita una
gestión racional y objetiva, ágil y flexible del personal, atendiendo al
continuo desarrollo de las nuevas tecnologías.
He de reconocer que a veces, siento una brutal contradicción entre lo que
leo y lo que vivo, lo que quiero y lo que siento, lo que veo y lo que no quiero
que sea.
También en esta semana, reconocimientos públicos que llegan como lluvia
fresca en medio del erial, y un esperado evento que aunque no he asistido, me
llega con concisa claridad, la inquietud por el avance desarrollo y
significación. Un posicionamiento que llega fuerte y seguro, sin apoyos
mediáticos y sin “otros” que no nos llegan nunca. Sumamos a este evento la
presencia de una de las líderes, si no la más influyente, para arengarnos en la
necesidad de recuperarnos del “knocking” en el que estamos inmersos.
Por un lado, el desconocimiento social, que metida ya en harinas, me atrevo
a decir si es mutuo…, siempre aseveramos que la sociedad no nos conoce, ni
identifica nuestro papel, pero empiezo a dudar cuestiones que ni siquiera
suelen ser planteadas en los foros, ¿qué espera la sociedad de mí, como
profesional de la salud con responsabilidades (que para eso soy profesional y
no un mero trabajador de la sanidad)?, ¿qué puedo ofrecer? y ¿cómo preveo y me
adelanto a las necesidades que tendrá mañana?. También, la no participación colectiva,
la problemática de organización y política de nuestra representación máxima, la
inseguridad sobre la identidad profesional, la autopercepción y la responsabilidad como profesionales de la
salud. Y por otro lado, la negada participación como socios de pleno derecho en
la promoción, protección, mantenimiento y recuperación de la salud a través del
cuidado y la prevención de enfermedades y discapacidades. Sé que esta frase es
muy manida y recurrente pero no encuentro otra manera de decir, lo único y todo
lo que representa nuestra profesión, más
que cuidar. Y por tanto, un universo de posibilidades de acción desde una
perspectiva multifocal, sin obviar la responsabilidad de dirigir y evaluar,
nuestro ejercicio responsable.
Todo este contexto de degustación aderezado con otros ingredientes, no
mencionables para esta ocasión, me conducen de nuevo a una reflexión sin
retorno:
No es posible ser excelentes si no identificamos el verdadero papel y
sentido profesional en el ámbito social, político y sanitario. No es posible
ser buen profesional sanitario, si solo somos técnicos, si solo gestionamos
camas, si no dirigimos y evaluamos
nuestras prestaciones, si permitimos, que nuestros alumnos calen de este
erróneo mensaje, si no les damos la oportunidad de reflexionar para poner la
vista más allá, con las herramientas que disponemos y motivarles para que
inventen otras. No somos buenos profesionales, si permitimos entender, que
cuidar solo es posible en el entorno de cuatro paredes, no, no lo somos ni lo
estamos siendo, si permitimos que nos sigan poniendo barreras de actuación, de
opinión, de participación. No, no lo estamos siendo, si permitimos que nuestra
profesión no se cuide a sí misma, si permitimos que nuestro entusiasmo y
constante sentido de avance e innovación, no cale en las esferas pertinentes, y
de manera ordenada, entre los nuestros, entre los siguientes y más allá.
No, no lo estamos siendo si permitimos el descuido de nuestra profesión y su objeto, por parte de nuestros
gobernantes, de nuestros representantes, de
otros profesionales, de nuestro colectivo, de nuestros compromisarios…de
nosotros mismos.
No lo estamos siendo, ni lo seremos, si carecemos de sentido emancipador,
de dominio del conocimiento y de una perspectiva ética y también estética para
con nosotros mismos.
ZGancedo
Cuando se considerará indicadores de calidad las sonrisas, los abrazos y las gracias de los pacientes????
ResponderEliminarEs otro aspecto inherente al Cuidado, verdad?
EliminarInvestigación cualitativa que complemente los datos cuantitativos, queridx chain..
ResponderEliminarGracias por la reflexión, Zulema. Estoy convencido de que no hay más salida que hacia el frente,, avanzando en ética y estética como bien señalas. Un saludo.
Gracias Antón.
EliminarAyer en otra red, una compañera, comentaba que falta lo de siempre, que nos lo creamos. Yo ya no pienso, ni afirmo eso. Creo como tu, dar paso al frente, equilibrio y seguir dando pasos cada vez más firmes, ganando presencia "ambiental".
Gracias!