Entraba Pedro con las manos en los bolsillos, bien peinado, como cuando tenía treinta años, pelo cano, esculpido y hacia atrás, con dos pronunciadas entradas. Un gesto amable y retraído, adornado por una semisonrisa más de gesto abigarrado, que de espontaneidad circunstancial. Por delante siempre, y detrás, Elma le seguía. Educados y tímidos esperaron indicación para sentarse y con esa estampa repetida, como si en cada visita alguien les instruyera, se sitúan. Hacia adelante Pedro, con los brazos apoyados en la mesa, las manos entrecruzadas e inclinado ligeramente, con los hombros bajo los lóbulos auriculares, Elma bien sentada, la espalda recta, la barbilla levantada, pero de nuevo, atrás. ...Qué figuradamente equivocada lectura, amarga, reticente y soslayada.
La pregunta era clara, corta, adaptada, muy concisa, muy concreta, de frente, a los ojos, -mira Pedro, ¿cómo estás...?-,y antes de qué Pedro pudiera procesar la pregunta, y su circuito neuronal elaborara una respuesta, sentí un movimiento a mi izquierda y una voz automatizada, -!está con los bronquios!- y Pedro que aún estaba levantando las cejas para bajar los párpados..., quedó sin respuesta, para seguidamente asentir con un movimiento de cabeza y señalarse,con la mano que descruzó, su cogido pecho.
Ahí estaban los bronquios, cogidos y sujetos por mucosidades atrapadas.
En las siguientes, insistí, -Pedro y cómo ves lo de saber y conocer un poco más acerca de tu enfermedad?-, Pedro inició el proceso de levantamiento de cejas para intentar sincronizarlo con laterización cervical y cierre de párpados, cuando en ese momento Elma nerviosa y audaz, -¡Si!, ¿verdad Pedro que sí?- y Pedro con la cabeza, cual perrito de bandeja trasera de auto, confirmó el deseo de informarse y aprender.
Qué interés el de Elma, una mujer sabia, venida a la vida a crecer y a cuidar, a golpe de cincel, del que te golpea y te curte, guapa, rellena en carnes, de color saludable y tono familiar, vivaracha y confiable, leal a sus seres..., un rostro muy noble.
Tras ello, revisamos las indicaciones básicas al respecto en las que Elma no cesó de indicar y auditar. Llegamos a la fase de entrenamiento y procedemos a identificar los dispostivos, al lado en la otra mesa, -Pedro, identifica tus dispositivos entre todos los que ves, alguno de ellos es el tuyo?-...gira Pedro la cabeza hacia la mesa, cuando oigo un rasquido de silla contra el suelo y a la par por el rabillo veo...a Elma levantada y en posición zancada señalando, y a por ello, -¡este!, !este¡, Pedro este!.
Agarró el dispositivo lo acercó a Pedro y poniéndoselo delante, le sonrió, -¿ves Pedro?-
Pedro, bajó las manos, metió sus dedos pulgares por entre la cintura del pantalón y sujetándola, alzó los pantalones como pudo hacia arriba, -como si de sentado pudiese subirlos más allá de medio palmo...-
La siguiente atacada era explicar de manera sencilla la maniobra y técnica, digo sencilla porque Elma lo entendía muy bien y lo repetía de nuevo para que Pedro lo procesara y fijara en hemisferio correspondiente.
Pero llegado el momento había que tomar decisiones, Elma había sido una brillante colaboradora y sus aptitudes admirables, pero era Pedro quien tenía que entrenar la maniobra. -Coge el dispostivo y sigue los cuatro primeros pasos-, los que ya habíamos reforzado entre Elma y yo, y fue ahi, cuando a la voz de, -ahora coge el dispositivo-, estiré los brazos y con las palmas al frente izquierdo, tuve que disuadirla para que no lo hiciera. Fue cuando Pedro levantando las cejas, estiró también la mano, recogió el dispositivo y procedió a la indicación dada.
Elma dio el visto bueno a la realización y tras un par de ensayos y repaso de conocimientos, le di la enhorabuena a Elma y también a Pedro.
Salieron por la puerta, primero Pedro y detrás Elma.
Siempre dejo la puerta abierta y sigo trabajando. creo que invita a la atención, a la transparencia, etc.. por ello también, veo pasar a los que vuelven de salida tras otras consultas. Levanto la mirada al oir, y de vuelta veo, con las manos en los bolsillos..., Pedro delante y detrás... Elma, con los botes necesarios para muestras..., en su regazo cuidador.
Que baile mi norte, que baile mi sur... dime qué diré.
''Siempre dejo la puerta abierta y sigo trabajando. creo que invita a la atención, a la transparencia''¿ Qué decir? loable trabajo
ResponderEliminarGraciasss amiga. Un fuerte abrazo cibernético.
ResponderEliminarEn San Manuel de melipilla de chile existen las peores calumnias y psicoterrorismo en contra las personas allegadas a este lugar,no tengo como demostrarlo,pero si yo fui víctima de esto.
ResponderEliminarFavor compartir para que no sean víctima de esto.
En san manuel de melipilla ahora somos libres de todo eso
ResponderEliminarYo creo que nunca existió eso y si fuera así seria difícil de creer
ResponderEliminarYo creo que no existió eso en san manuel
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