"El Proyecto HUGES nace con la idea de remover conciencias, de dar un nuevo aire a la gestión sanitaria, ya que la corriente humanizadora actual nos ha de hacer ver que otra manera de gestionar es posible."
Fui invitada a participar en "tomando café con...", una iniciativa del proyecto HUGES que recoge opiniones, debate, vivencias, valores...sobre humanización en el ámbito sanitario y desde el punto de vista de la gestión. Agradecida participé ofreciendo parte de mi experiencia y algunas concreciones de cómo hacer efectivo el discurso sin tanto pupitre, quedaron situaciones más concretas de la experiencia personal e interrelación individual en dicho ámbito, pero seguro tendré oportunidad de concretarlo o participarlo en otro momento, en otro lugar...
1 ¿Qué es
para Ud la humanización?
Proceso de reconvertir lo que previamente debiera ser y/o era
“humano” y deseamos reconducir para mejor condición y beneficio de las
personas. Mejorar lo que de partida debería ser y de alguna manera y por
diferentes causas ha ido perdiendo las cualidades esenciales
Esa sería la respuesta sencilla y conciliadora, aunque dura. Sería
fácil, desde un punto de vista mediático, ofrecer una respuesta más cándida y realzar
la fascinación que genera y recrea este término en el último tramo, en los
últimos tiempos y también desde una postura que contemple armonía y
contemporización con todas “las partes”. No concibo actuaciones de personas
hacia personas, u otras dimensiones, y en concreto en ámbitos de salud, donde
los afectados de las mismas, con seguridad, partan de una situación
deficitaria, emocional, física… Tengo en cuenta que diversos factores
imperantes y condicionantes, como la tecnología y la fascinación que conlleva,
la cambiante sociedad y despriorización de valores, la presión laboral, etc…,
todo ello, y/o de manera conjunta, facilite o afecte a los profesionales
profundamente y en ese sentido, de la misma manera, se traduzca en un proceso
retroalimentado, y contra natura hacia pacientes, podría entenderlo, pero no lo
justifico. Desde mi experiencia y escaso saber abogo por los entornos
saludables, el liderazgo transformacional y sobre todo por el profesionalismo,
en todos los ámbitos, entornos y posiciones.
Pero es cierto que no oculto que me resulta llamativo el
término en su aplicación actual, y sobretodo el cómo. Quizás por mi propia
concepción de la vida, de las relaciones interpersonales, de las
interrelaciones, los valores, etc…Sobretodo porque viene a identificar que
hemos fracasado en muchos aspectos esenciales, en lo colaborativo, en el
humanismo, como sociedad, y en un ámbito, el sanitario, la salud…en la que esas
cualidades deberían ser inherentes a los procesos que se generan en esos ámbitos
y si no surgen de manera espontánea o profesional, asistimos a un estado peor,
la falta de compasión. El profesionalismo en su ejercicio y para las
profesiones sanitarias, conlleva implícita la esencia humanista como cualidad
de la excelencia y ésta como meta. Si este aspecto clave, falla en el desempeño
desde cualquier punto de intervención en nuestro sistema, no estamos “siendo”,
ni siquiera profesionales. .
Sin embargo, me resulta aceptable admitir, dado que la
realidad invita y ofrece amplios márgenes de mejora, que se pueda, incluso
deba, utilizar en aras de advertir o corregir contextos que estén alejados de
la condición referida e incluso restando dignidad a la vida. Si, la deshumanización nos alerta, desde los
comportamientos inaceptables o de baja talla moral y profesional, hasta la
contribución directa o indirecta en entornos, condiciones y factores, que
provocan la falta de condición humana, de dignidad, de unicidad, de respeto, de
compasión… La invisibilización de nuestros congéneres, posicionando a las
personas en situación deficitaria, multiplicando su vulnerabilidad y negándoles
un estatus de seguridad compatible con la superación, es sin duda un auténtico
problema y por ello una necesidad que requiere soluciones y deberemos
intervenir para evitar la degeneración.
Entre saneamiento, curación de espacios, ambientes, entornos
y formas de relación terapéutica…, vamos a llamarlo humanización, venga va... aunque me mantengo firme en
la disposición natural e intrínseca, en la querencia hacia el cuidado y
atención de las personas, profesionales…¿quién quiere cuidar?, ¿se puede cuidar
bien o de forma correcta sin ser humano, profesional?, pensemos….Advierto que
de la misma manera cuando me acerco a una ventanilla, punto de acción o
provisión de servicios me gustaría encontrarme lo mismo (otras administraciones
públicas, el supermercado, comercios...) y cuando no lo encuentro me disgusta.
Entiendo la relación entre humanos de manera diferente a como me la encuentro
en muchas ocasiones, cada día, y así mismo, cada vez que me encuentro un gesto
amable, una persona sin posturas retorcidas, ni escaramuzas, confiable y no
prevenida, me tranquiliza y me dispone en otro espacio más confortable.
Entiendo que algo así, debe de ocurrirles a quienes reciben nuestros servicios,
experiencia de paciente, si tenemos en cuenta que los factores que interfieren en
dicha relación son complejos…enfermedad, desinformación, miedos, angustias,
despersonalización, entrega, déficit en la comunicación…La motivación a
mantenernos en claves de apertura, apoyo, facilitación, escucha…ha de ser o
debiera ser inherente como respuesta a cuidar, atender, dispensar...
El ser humano es de los seres vivos con mayor factor o
capacidad de adaptación si las circunstancias lo requieren, y por ello es capaz
de soportar condiciones poco o nada humanas, perennes, transitorias y/o
progresivamente sobrevenidas. Por lo mismo, el ser humano y por factores concomitantes
o coadyuvantes es capaz de procurar y sostener acciones, actitudes que restan
humanismo a la vida, a la esencia y condición de ser y convivir. El resultante
de ello, es a lo que estamos asistiendo, normalización, adaptación, soberanismo
del yo…
En ese sentido y por el contexto que nos sitúa (sociedad
cambiante, tecnificación, inversión de categoría de valores, etc…) puedo
entender la rehumanización, como proceso de reconducción sobre un fracaso
patente en la interacción humana. Me parece triste, aunque quizás represente
una oportunidad, si ésta no se convirtiera en una categoría más, una categoría sin
valor, carente de un análisis profundo, global y desde la contemplación de la
esfera biosocial y política. Un cambio que afecte al modelo, a las esferas de
mando, de gestión, de la escena política, social y de la educación, un cambio
paradigmático, que de no ser así, perderemos de nuevo la oportunidad, la
credibilidad…y la necesidad de restituir los valores y prioridades. Un proceso
que requiere profundizar en las cuestiones antropológicas que preceden y
analizarlas, profundizar y entender las necesidades para compensar y mantener
nuestra condición “humana” (entiéndase) y también la comprensión absoluta de
todas ellas, incluido el aprendizaje continuo, ante la diversidad, la
descompensación, la fragilidad…
Los procesos de humanización serán meros, simplistas y
anodinos, si no revisamos y calamos en el cambio de modelo y de comportamiento,
eso sí, servirán para lo que muchos ya hayan calculado de una manera u otra y
desde distintos niveles de posición. Por ello, la restructuración desde los
valores y la ética en todos los niveles requiere un compromiso y acción
necesaria para fundamentar la humanización, en estos términos referidos, y no sustituir
de nuevo, por aquello que quizás nos condujo hasta aquí, el positivismo basado
en la racionalidad técnica-científica, utilitarista, promotora del poder, del poder
del dinero, y de la producción.
2 ¿Tiene alguna experiencia personal en el mundo
de la humanización de la sanidad?
Varias, por un lado, sobrevivir a un sistema deshumanizado en
muchos aspectos, relacionales, intraprofesionales e interprofesionales en lo
asistencial, docente, investigador y de gestión. Por otro lado, he vivido
algunas buenas y gratas experiencias.
Ahora bien, si te refieres a experiencias participativas en
el contexto de un grupo de trabajo, al amparo de alguna organización, logo o
movimiento, en el marco de alguna dirección corporativa, asistencial u
organizacional, no.
Si te refieres a experiencias personales y también intra e
interprofesionales, tanto en la relación terapéutica, como en los distintos
ámbitos, gestión, dirección, como profesional, en el marco de mi experiencia, sí.
De entre ellas y fuera del contexto asistencial, en el que
creo siempre he tenido la conciencia y postura que he manifestado, de las que
más me invita a sentirme orgullosa a la par que me concilia con la profesión, es
todo aquello que tiene que ver y pude hacer, dando valor a los profesionales, a
las personas, en el ámbito de la gestión.
En el desempeño del último tramo como directiva,
desarrollamos un proyecto enfocado en la gestión del cambio, una estrategia
global que contemplaba la participación de los profesionales como impulsores del
mismo. Un plan en el que contemplábamos además de una gestión específica de
personas, procesos, clientes/usuarios/pacientes y sociedad, un sistema de
mejora continua. Nuestro departamento a través del trabajo común, la
comunicación y nuestros principios, valores, misión y visión como profesión y
los de la organización actúo con políticas de gestión de personas con
instrumentos de facilitación y adaptación en equilibrio con necesidades por una
parte y otra. Se ofertó y facilitó formación específica de mandos, se propició
cambio de clima laboral se facilitaron muchos aspectos de desarrollo personal y
profesional, se reconoció el talento y la aptitud dándole el valor necesario
desarrollando nuevas oportunidades asistenciales al cuidado y generando
respuestas a necesidades de atención a los usuarios, formación en competencias
específicas, incluso avanzamos en un sistema de gestión por competencias, etc…
sería largo y requeriría otro café para describir con precisión las actuaciones
llevadas a cabo y los resultados y casos concretos en relación con lo mismo,
algo de lo que siento mucho orgullo profesional, por sentir que realmente aún
en organizaciones tan complejas como son los hospitales, se puede hacer grata
gestión No me permitiría contar esta experiencia si los datos no fueran
contrastables como efectivamente lo muestran las evaluaciones ad hoc que se
realizaron siendo sus resultados comparados con otro momento y también desde la
esfera nacional.
También se trabajó en lo inherente a nuestra profesión, el
trato humanizado y la humanización de los procesos y espacios y así fuimos
celebrando los días del paciente con jornadas propias y celebrando el día
anual, donde reuníamos a los colectivos y asociaciones. Trabajamos con las
reclamaciones y algunos procesos en concreto, incorporamos participantes
voluntarios organizados al área de pediatría (nunca habían incorporado
experiencias de este tipo), también voluntarios trabajadores del hospital que
ofrecían sus habilidades técnicas para facilitar entornos amables, dedicamos
incluso un #JuevesEnfermero a la Humanización. He de confesar que siempre he
tenido especial sensibilidad por el trato correcto, la profesionalidad, la
relación terapéutica, la justicia, la benevolencia, el compromiso, el deber, la
ética, etc…tanto que, recuerdo dedicar dos #JuevesEnfermeros a esto mismo, uno
fue “Ética y Responsabilidad Profesional” y otro “Responsabilidad profesional y
Ética”.
Hubo más actuaciones en ese marco y hacia los profesionales,
como entrevistarse con cada una de las incorporaciones que se producían
respecto a movilidades, traslados, opes, nuevas acciones, contratación estival
o cualquier otra incorporación, una bienvenida o acogida en la que también se
exploraba afinidades y competencias y en la medida de lo posible se facilitaban
no solo puestos ad hoc si no la adaptación. Para otras circunstancias se
revisaron situaciones y facilitábamos de manera proactiva el acercamiento y
entrevista, como en el caso de los listados de profesionales en situación de
riesgo laboral por condiciones patológicas u otra circunstancia. Actualizamos
dichos listados, revisando caso por caso, tras varios años de paralización,
revisamos informes, trabajamos con departamento responsable, tanto RRHH como
RRLL, realizamos informes actualizados, interconsultas y revisiones. Algunas
intervenciones muy concretas en apoyo a situaciones que requerían control
clínico y profesional que fundamentamos con criterios de seguridad clínica para
paciente y progresión en la adaptación al puesto tras incapacidades
transitorias complejas y complicadas que no procede describir en estos momentos,
pero que asumí con compromiso profesional y personal.
Creamos un grupo de trabajo para ir más allá e incorporar la mejora
a los procesos de clientes, generar inquietud y sensibilización al respecto y
en el marco de nuestra estrategia como estaba contemplado. He de confesar que
todo lo mencionado y este caso en especial costó incorporarlo tras resistencias
sobretodo de cambio cultural en una organización con idiosincrasia tipo de
estas organizaciones, y la propia también especial.
Respecto a espacios y estructuras defendimos espacios
apropiados en algunas áreas para preservar intimidad y dar unicidad a la
persona y en otros gestos a incorporar en la atención.
Y si, nos dimos cuenta que estábamos haciendo “lo humanamente
posible” por hacer una gestión de personas adaptada a las necesidades de
personas y pacientes para un contexto difícil, en un momento determinado, teniendo
claro que estábamos en el siglo XXI y queríamos hacer simplemente lo correcto,
porque eso, ya sería lo mejor. Ahora veo claro que armonizar, equilibrar,
compensar ciertos aspectos en la macrogestión es lo que debiera ser, y si ello
no es así, pues podemos llamarlo reajuste, estilo de gestión o humanización en
la gestión.
Creo que en la vida diaria no contemplo otra actitud e
impregnación que no sea humana, inhumana o deshumanizada, aun habiendo sido
víctima de actos y gestos, digamos poco humanos, por ser relativa o
políticamente “correcta”.
3 ¿Cómo
humanizaría el mundo de la gestión?
Recordando… ¿qué somos, quizás?. ¿Reducando?. ¿Identificando
qué es lo que nos hace ser (iba a decir peores gestores o personas, pero estoy
tomando un café en público) de una manera y no de otra?.
No consintiendo actitudes, comportamientos, acciones y abusos
que humillen la condición de profesional, de compañero, colega, ni de éstos a
pacientes, ni entre profesionales.
Trabajando con los profesionales, la comunicación eficaz, la
negociación, respetando en las dos direcciones, aportando valor, ofreciendo
oportunidades con responsabilidad añadida.
Entendiendo, transmitiendo y recordando a las personas,
profesionales y a quienes enfrenten esta responsabilidad que la gestión es solo
una “herramienta” compleja que ha de facilitarnos el ordenamiento y la
conjugación de procesos y personas, para la provisión de una atención de
calidad y nunca, una excusa, disculpa o arma arrojadiza, incluso instrumento de
super poder, dictadura, manipulación o deshumanización contra las
personas.
Desarrollando habilidades sociales, unos y otros, facilitando
entornos saludables, identificando la vulnerabilidad, frenando la competencia
desleal, el provecho interesado y personal, la jerarquización desvirtuada.
Ofreciendo herramientas de canalización de ideas, de proyectos, de talento, de
innovación, de proyección, de liderazgo, de participación, oportunidades.
Exigiendo responsabilidad, compromiso y rendición de cuentas.
Comunicando el Qué y Para qué, y ofreciendo el Cómo.
4 ¿Opina
que los valores y la ética van de la mano a la hora de re-humanizar la
organización?
Sin duda. Si no fuera así no apuesto por ello en ninguna de
sus formas.
5 ¿Dónde
debe iniciarse la humanización?
En uno mismo.
En uno mismo y hacia los demás.
6 ¿Conoce
a algún personaje histórico que fuera humanizador?
Jesucristo.
7 Por su
experiencia como enfermera docente y gestora como cree que debería enfocar el
Proyecto HUGES sus actividades?
Creo que estableciendo lazos de unión entre la experiencia,
lo aprendido y lo que de verdad importa, las personas, y lo que ofertan a los
pacientes, cuidadores y familias. Nuestro fin, no solo es resolver problemas,
sino generar vínculos apropiados, CUIDAR.