lunes, 8 de julio de 2019

La formación continuada, un compromiso profesional como enfermera



Nos encontramos en una época en la que el conocimiento está al alcance de un click, favoreciendo tanto el enriquecimiento personal como profesional. Esta ventaja tecnológica facilita el cumplimiento de nuestro compromiso social como profesionales de la salud: proporcionar la mejor atención al paciente. Ya no hay excusa, es un hecho, se puede compaginar trabajo y formación.
Enfermería es, sin lugar a dudas, una profesión evolutiva, en constante transformación. Si echamos la vista 20 años atrás comprobaremos que se han producido cambios fundamentales en la base científica, métodos, técnicas y tecnologías utilizadas, todo en favor del paciente al que atendemos.

Estos cambios no alcanzan únicamente a la metodología profesional de la Enfermería Laboral, sino también a la realidad que nos rodea. La evolución que ha experimentado la humanidad ha permitido la erradicación de determinadas patologías por medio de nuevos estudios, investigaciones y descubrimientos, pero también ha propiciado la aparición de otras diferentes, relacionadas con el estilo de vida actual. 
Es por eso que la evolución constante del objeto y la metodología prácticamente obligan a las enfermeras a readaptarse y formarse de forma continuada para actualizar sus conocimientos, con el objetivo de garantizar a los pacientes la mejor atención en base a los medios con los que contamos a día de hoy.

Cada vez son más las facultades y escuelas de Enfermería, tanto públicas como privadas, que ponen a nuestro alcance un sinfín de postgrados de Enfermería, ya sean masters, expertos o cursos que nos permiten especializarnos sin necesidad de movernos de casa.
¿Es obligatorio seguir formándote una vez que has terminado la titulación? No. Si, si eres profesional. ¿Es necesario tanto para ti como para las personas que dependen de tu trabajo? Rotundamente sí. 
De hecho, así lo recoge el propio Código Deontológico de la Enfermería Española:
“Será responsabilidad de la Enfermera/o, actualizar constantemente sus conocimientos personales, con el fin de evitar actuaciones que puedan ocasionar la pérdida de salud o de vida de las personas que atiende” (art. 60).

Los códigos deontológicos son el resultado de décadas y décadas de experiencia en el ámbito laboral, y están elaborados en pro del buen hacer, dando como resultado un compendio de directrices y normas imperativas que resumen el modus operandi de una buena profesional de la enfermería.
Es probable que hace 15 años se dificultara la compatibilización del ejercicio de la profesión con la educación de postgrado y aún es posible que ocurra dependiendo de circunstancias y gestores. Sin embargo, a pesar de esto, el binomio trabajo-formación ha acompañado a los profesionales de las Ciencias de la Salud desde tiempos remotos, pues estaban más que conscientes de su responsabilidad social y de la necesidad de actualizar sus conocimientos.

Hoy en día, tenemos a nuestro alcance el e-learning, un modelo de estudio que permite a las enfermeras formarse a través de internet, de forma completamente online. Esto permite un mayor acceso y más oportunidades de participación en la educación post universitaria. 
Además, el soporte juega un papel clave, pues nos facilita el acceso a infinidad de recursos audiovisuales que favorecen el aprendizaje. Esta metodología tiene acreditada una puntuación global de 8.01 en una escala de 10, situándola entre las técnicas de estudio más efectivas.
Ahora bien, la formación continuada no es simplemente un instrumento que nos permite mejorar nuestro servicio de atención al paciente, sino que también representa una oportunidad para las enfermeras.

Más allá de la autorrealización, seguir estudiando después de haber terminado la formación reglada nos abre puertas a nuevas y mejores oportunidades profesionales. Las enfermeras que realizan estudios de postgrado amplían sus méritos ante las oportunidades de promoción interna y mejoran su calificación de cara a acceder a las distintas especialidades u oposiciones, aumentando las posibilidades de ser seleccionada. 

Somos profesionales de vocación, dedicadas a la ciudadanía con el objetivo de dar lo mejor de nosotras en función de nuestros conocimientos y de los instrumentos que tengamos a nuestra mano. Por eso, es fundamental que comprendamos y asimilemos la necesidad de especializarnos y seguir formándonos en pro del paciente, pero también de nosotras como enfermeras, profesionales y, sobre todo, personas.