Llega el momento de cerrar capítulos tomando notas para
abrir otros.
El próximo año 2020 se inicia con una promesa de celebración
y protagonismo en torno a las enfermeras y matronas del mundo. Son muchos los
agnósticos respecto al movimiento Nursing Now en nuestro país y eso hace temer
que perdamos la oportunidad de hacer “ruido” al respecto. Pareciera que la
campaña no diera respuestas al colectivo de nuestro entorno y dónde unos han
puesto ilusión, empeño, trabajo, sacrificio, incluso priorización sobre sus
intereses personales, otros vean intereses personalistas, oportunismos,
inviabilidad, descoordinación y falta de transparencia al no explicitar un plan
operativo con objetivos alcanzables, incluso falta de indicadores específicos.
Todo ello me hace pensar en las campañas mundiales impulsadas por la OMS, por
organismos y entidades institucionales, gobiernos como por ejemplo el Día
Mundial sin Tabaco y sin embargo de nuevo en nuestro país, ha aumentado la
cifra de fumadores. Hacemos campaña, pero cabe pensar que, o es una lucha de
largo plazo en la que hay que insistir y persistir en el empeño y con buenas
estrategias y evidencias para que como los recientes logros (acerca del
tabaquismo) haya sido aprobada la financiación acotada, y no planteamientos
burdos o medidas torpes, como recientemente
se comentaba, avisar a la policía cada vez que un fumador lo haga en zona
prohibida, sanitaria en este caso.
Son muchas las veces que esto mismo me lleva a preguntarme
si habremos olvidado lo que es una campaña, en este caso global, mundial, si
habremos valorado con objetividad el esfuerzo que desde el ejecutivo de la
misma y desde los primeros ideólogos e impulsores han realizado a nivel mundial, y me pregunto también si
habremos olvidado las diferencias entre estrategia global, plan estratégico,
operativo, campaña, promoción, y también entre oportunidad y ocasión, entre
oportunos y oportunistas, entre reclamación y quejido o lamento. Y me pregunto
también si de verdad alguien piensa que los últimos acontecimientos respecto a
renovación de estructuras organizativas sanitarias, aunque sean pocas aún, lo
ha sido a propósito de un repentino interés por las enfermeras.
En nuestro entorno, nuestro país y por supuesto tampoco en
cada una de nuestras comunidades sabemos o no estamos acostumbrados a hacer
campañas de este tipo. No estamos acostumbrados, pero es que tampoco
sensibilizados, ni de manera profesional, ni personal, ni por nuestra
profesión, ni por nuestros pacientes, ni por la población, ni por la salud
pública, ni global.
Resulta fácil, aunque nos
resistamos, abstraer dicha actitud de incomprensión o negación, con la misma
que comporta nuestro país en los últimos tiempos y por otro lado tan nuestra.
Si alguien pensó que la Campaña venía a arreglar de un “golpe en la mesa” los
problemas o dificultades de nuestro colectivo y profesión y, si diferencio
entre ambos, es que no ha entendido que siendo un bonito y lícito deseo no es
así exactamente y que de nosotros mismos, de los propios profesionales,
dependerá como siempre ha dependido.
Quedémonos como poco con el impacto que ha tenido y lo que
tendrá el 2020, si ustedes quieren. Quedémonos con la esencia de la
transgresora campaña, quedémonos con el esfuerzo e interés de otros “grandes”
por nuestro valor, aunque los nuestros no lo vean (de momento). Quedémonos con
que será una ocasión única que no se volverá a dar en mucho tiempo y quedémonos
en que esta oportunidad es una ocasión para justificar todas las discrepancias
y remitirlas al cajón del olvido, abriendo el de la motivación, el del
desarrollo y posicionamiento.
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Respeto y sentido, del común también